Colosenses 4.2-4. Miren lo que nos recomienda el apóstol Pablo: “Perseveren en la oración, velen en ella, con acción de gracias; orando también por nosotros, para que el Señor abra puerta para la Palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar”. Amén.
Se que conoces esos aspectos importantes de la vida
cristiana, pero uno de los principales
es acostumbrarnos a pasar tiempo con Dios, meditando en su
Palabra y orando.
Es fácil considerar nuestras oraciones como una
lista de peticiones, enumerando cosas que deseamos. Luego, decir “Amén”
y esperar que Dios responda (lo antes posible). Si eso es toda nuestra
vida de oración, nos estamos engañando.
El perseverar en la oración es, independientemente de ponernos de rodillas, desarrollar
una relación con el Todopoderoso. Es que, al leer y meditar en Su Palabra, Él
nos enseñe Su carácter y Su corazón.
Hagamos el esfuerzo de apartar un tiempo y un lugar
para reunirnos con el Señor; Él estará allí esperándonos. Con el tiempo, disfrutaremos de una
relación profunda y tranquila con Él.
Estaremos más habituados a la obediencia, y a
ser testimonio poderoso para los demás.
¡Aceptemos el reto!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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