Deuteronomio 31.12-13 “Harás congregar al pueblo, varones, mujeres, niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan, aprendan, teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta Ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais…”. Amén.
¡Qué vida tuvo Moisés! Por decreto de Faraón, pudo haber sido
asesinado al nacer. Pero, el futuro líder, no solo sobrevivió, sino que fue
adoptado por la hija de Faraón y criado como príncipe.
Luego, su historia dio otro giro: Moisés eligió la desobediencia, poniéndose del
lado de sus compatriotas, y luchó contra Faraón para liberarlos.
Más tarde, tras décadas de vagar por el desierto, la peregrinación de Israel estaba casi
llegando a su fin, al igual que los días de Moisés. La historia de su
vida no fue sobre él; se trataba de la fe en Dios transmitida de una generación
a otra.
Antes de que Josué fuera delegado nuevo líder,
Moisés escribió el libro de la Ley para que pudiera ser leído al pueblo. Para que los israelitas, que
nunca conocieron a Moisés, conocieran al Dios que iba delante de ellos, y a
quién le pertenecían.
Sin importar en qué etapa de tu vida o ministerio te
encuentres, recuerda al Dios que dice: “Te he llamado por tu nombre; mío
eres tú” (Isaías 43.1).
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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