2 Corintios 9.6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. Amén.
La historia de Ebenezer
Scrooge -un personaje de ficción- nos cuenta que es un hombre de corazón
duro y egoísta, al que le disgustaba la Navidad, los niños o cualquier cosa
que produjera felicidad. Se dice que acumulaba riquezas para sí, negándose a
compartirla con los necesitados.
Al sentirnos nosotros sobrecargados,
cansados o preocupados por nuestras circunstancias, pudiera hacernos sentir
que debemos conservar nuestro tiempo y recursos, aunque sepamos que estamos
llamados a dar con generosidad. ¿No seremos, en ocasiones, un poco como Scrooge?
Para mucha gente, a pesar de entender
que todo lo que tenemos proviene de Dios, les resulta un tanto difícil el dar,
en algunas ocasiones.
Estamos claros que ningún
individuo puede responder a cada necesidad que se le presente. Sin embargo, la comunidad
de fe unida puede ayudar. Si cada uno responde al llamado de Dios, nos
volveremos más efectivos a la hora de sobrellevar la carga de los demás.
Cuando nos damos cuenta que
no podemos manejar las necesidades solos, es probable que nos sintamos
liberados, para dar lo que podamos, sin avergonzarnos ni
resentirnos.
Piensen en las siguientes preguntas:
¿Qué estarías dispuestos a compartir
con los demás?
¿Qué podrías dar sin que te represente
un sacrificio económico?
Analízalo porque, a la verdad,
tienes muchísimo que dar…
Feliz día. ¡Que Dios te ilumine y bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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