1 Samuel 15.10-11 “Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y NO ha cumplido mis palabras”. Amén.
Cuando se piensa en la palabra sacrificio hoy,
se piensa en renunciar a algo; no en matar un animal en un altar, como se
hacía en el Antiguo Testamento. Eso era lo que Dios exigía para la expiación de
pecados del pueblo israelita.
De esa manera se purificaba la mancha
espiritual del pecado y se restauraba la relación con Dios. Nosotros pudiéramos
pensar que lo desagradable de esos holocaustos haría que la gente no
volviera a pecar. Pero, siendo seres humanos débiles, se vuelve a caer
ante la tentación.
Aunque Dios creó un mundo libre de pecado, sabía que pecaríamos,
por lo que nos regaló una manera de volver a estar bien con Él, por
medio de su Hijo Jesucristo.
Nuestro Padre prefiere que no pequemos, pero Él siempre -al
que se humilla, se arrepiente y se aparta de pecar- le perdona, porque
grande es su misericordia.
En Juan 14.15 Cristo dijo a sus
discípulos: Si me aman, guarden mis mandamientos. Y ese es el verdadero
sacrificio: Amar a Dios y guardar
sus mandamientos.
Cuando lo amamos de verdad, lo obedecemos sin
refutar,
y NO pecamos. Por demás, mantenemos puros nuestro corazón y
nuestra conciencia, así como una estrecha conexión con Él.
Feliz sábado. ¡Dios
te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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