Juan 10.27-28 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” Amén.
¿Solo hablas con Dios, o también lo escuchas? Escuchar es un
proceso activo.
Siempre estemos abiertos a que el Señor tiene
algo que comunicarnos.
Debemos creer que Él nos hablará, y lo hará de manera que podamos entenderlo.
Para escuchar a Dios, es necesario pasar
tiempo con Él,
libres de distracciones. Meditar en las Sagradas Escrituras crea una
actitud propicia para escucharle. Escuchar activamente implica responder a
lo que hemos oído.
Te has preguntado: ¿Qué está tratando de
decirme el Señor a través de esta circunstancia? o ¿Qué indican los
versículos que he leído hoy acerca de lo que Dios desea de mí?
Cuando Dios ve que el deseo de nuestro
corazón es andar en sus caminos, Él corregirá con amor cualquier paso en falso que
demos, y nos guiará por su senda correcta.
El desarrollar un espíritu atento a la voz de
Dios necesita de un fuerte deseo y de una práctica constante.
¿Estás escuchando la voz de Dios, la de tus
propios deseos, o la del mundo?
Te exhorto a humillarte ante Él, arrepentirte
de lo que has hecho hasta hoy, y decidir escucharlo.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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