Isaías 41.9-10 “Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Amén.
No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque
Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia”. Amén.
Los mensajeros y profetas
de Dios, del Antiguo Testamento, le decían a su pueblo que resistiera al
miedo. Frases como: “¡No tengas miedo!”, ¡No te angusties ni te preocupes!”
abundaban.
Con esas indicaciones de
no tener miedo, respaldadas con las promesas de Dios,
podríamos comenzar a sentirnos invencibles.
¿A quién dijo Dios esas
palabras?
A Agar, la esclava maltratada, sola y a punto de perecer con su hijo en el desierto.
Su vida estaba en ruinas. Pero Dios la vio (Gén.21.17).
A los esclavos hebreos, maltratados por generaciones, que enfrentaban la realidad aterradora
de pasar su vida en el desierto (Éxodo 20.20).
A los exiliados que
vieron sus ciudades destruidas, solo para ser llevados
a la tierra natal de su conquistador. Dios prometió el regreso, pero no
antes de transcurrir 70 años (2Crón.32.7).
Ninguna de esas personas
estaba a salvo; sin embargo, Dios les dijo: “No
temas”. Lo mismo nos dice hoy. Aunque el sufrimiento no desaparezca,
el amor y la presencia fiel de Dios nunca se apartan.
Nuestro amoroso, fiel y
poderoso Dios, nunca nos abandona, así que, no tengamos miedo.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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