Mateo 18.1-5 “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto digo, que, si no se vuelven y hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, es el mayor en el reino de los cielos. Cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe”. Amén.
Los niños tienen el
deseo innato de ser los mejores, los más rápidos, más fuertes… Con orgullo te
dicen: ¡Mira como corro! ¡Soy el más rápido de todos! Esas expresiones suenan
bonitas, viniendo de niños pequeños, pero de adultos, son
inquietantes.
Cuando los discípulos
del Señor preguntaron: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?”, parece
que estaban tratando de ponerse unos por encima de otros. Y Cristo
respondió a la pregunta infantil con una reprensión necesaria. Es que, en el reino de Dios, los privilegios
son un obstáculo para la verdadera grandeza.
Ahora bien, hay una
cualidad infantil que Dios valora: para ser “grandes” -a sus ojos y en el Reino-,
debemos despojarnos de poder y estatus; y hacernos humildes, como el Señor
Jesús lo hizo.
Como seguidores de
Cristo, también estamos invitados a dejar de lado cualquier estatus terrenal
logrado, y volvernos humildes como niños pequeños. Encontraremos el
reino de Dios en medio de nosotros.
El seguidor de Cristo
encuentra propósito y gozo cuando cambia su mentalidad terrenal por la eterna.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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