15/11/2024
HECHOS 8.5-8 “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad”. Amén.
Definitivamente, el Espíritu
Santo es quien nos da el poder para proclamar a Cristo al mundo. Ejemplo aquí, fue Felipe, en Samaria.
Recordemos que los
judíos rechazaban a los samaritanos. Ellos eran descendientes de los judíos
que quedaron en el norte de Israel después del exilio asirio.
Pero los samaritanos fueron
el 1er. grupo -fuera de Judea-, que cuando viniera el Espíritu Santo,
serían testigos del poder de Dios. Lo puedes leer en Hechos 1.8. Una
predicación clave. El mensaje de Cristo se extendía.
En los versículos que
leímos, vimos como salían los espíritus inmundos, paralíticos y cojos eran
sanados; había gran gozo en la ciudad. Esa gente era atraída por el
mensaje de Felipe. Se veía el testimonio del reino de Dios.
Cuando el Espíritu
Santo se manifiesta crece la fe, pero lo más significativo es guiar a las
personas hacia Cristo.
En resumen, el Espíritu
Santo da poder y autoridad para:
Confirmar nuestra relación con Dios. Que confiemos al predicar a Cristo.
Hacer que la gente tenga hambre de conocer a Dios. Y para convencer
de pecado.
Que nuestro poder
venga de Él, y no de nuestros deseos.
Muy feliz día. Que
Dios te bendiga y te guarde.
Evangelista Wilda
Messina
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