07.04.24
Santiago 4.7-8 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”. Amén.
Que nos acerquemos a Dios, y que Él se acercará a vosotros, ¡es una promesa maravillosa!
Si venimos a Dios sumisos, arrepentidos y humillados, Él actuará con su perdón, su amor y su aceptación. Solo en la humildad descubrimos la suficiencia de Su presencia.
Dios es quien toma la iniciativa de que nos acerquemos a Jesucristo; nosotros solo respondemos a su invitación. Dice en Juan 6.44 que ninguno puede venir a mí (a Jesús), si el Padre que me envió no le trajere.
Muchas veces, el Señor usa situaciones y dificultades para captar nuestra atención y estimular nuestra sed de Él. Lo que nos pudiera parecer una situación dolorosa y desesperante, pudiera ser su invitación para que nos acerquemos a Él.
Con actitud de arrepentimiento podemos iniciar una relación más íntima con Dios; pero si continuamos no dispuestos a reconocer nuestro pecado, Él no se acercará a nosotros. El pecado bloquea la capacidad de conocer al Señor.
Para poner
distancia entre nosotros y Jesucristo, Satanás utilizará engañosamente las
mismas situaciones que el Señor puede utilizar para acercarnos a Él. No permitamos
que el enemigo gane la batalla. Resistan al diablo, y huirá de ustedes.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: TPSH.300515)
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