25.03.24
Lucas 19.37-38 “Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, ¡y gloria en las alturas!”. Amén.
En el proceso de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, al llegar cerca de la ciudad, y verla, lloró. Ya que le vendrían días en que los enemigos no dejarían piedra sobre piedra, por no conocer el tiempo de Su visitación (vs.43-44).
¿Conoces a alguien, o quizás seas tú mismo, que le hablan del Señor Jesucristo, y lo rechaza? Así como Jesus, habiendo hecho tanto por Jerusalén -y ellos mostrando el duro corazón-, lloró, así llora por ti.
Si supieras cuantas veces el Señor ha tocado la puerta de tu corazón, y tú resistiéndote a abrirla, a pesar de la tristeza, odio, enojo, falta de paz, y vacío que tienes.
Yo quiero preguntarte: ¿Qué es lo que quieres que Dios haga para que entiendas que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida? ¿Por qué te empeñas en ser ciego, sordo y mudo?
Solo mira a tus alrededores, verás las grandezas del Señor. ¡Abre tus ojos a Jesus! ¡Abre tus oídos a Jesús! ¡Ábrele tu corazón a Jesus! Solo Él te ama con ese amor que tanto buscas, pero que no logras encontrar porque lo estás buscando en lugares equivocados.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
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