14/02/2024
2 Pedro 3.14-18 “Así que, sabiéndolo de antemano, guárdense, no sea que, arrastrados por el error de los inicuos, caigan de su firmeza. Antes bien, crezcan en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad”. Amén
El nacimiento de un bebé es motivo de gran celebración. Antes de dar el alta a la madre y al bebé, el médico comprueba que todo esté como debe estar. Ya luego, los padres se aseguraran de que el bebé coma, duerma se mantenga limpio y cumpla con sus etapas de desarrollo.
Luego, los padres prestarán atención al desarrollo de la criatura; tanto física, cognitiva como emocionalmente. Si no hay signos de crecimiento, algo está mal. Lo mismo sucede con nuestra vida en Cristo.
Cuando lo recibimos como Señor, somos bebés espirituales, pero a partir de entonces, es importante crecer en Su gracia y conocimiento. O seremos engañados por enseñanzas erróneas, dudas y tentaciones.
Crecer espiritualmente requiere prácticas que promuevan la buena salud espiritual. En adoración, oración, estudio de la Biblia, comunión con otros creyentes y en el servicio con nuestros dones y talentos.
Estas disciplinas nos nutren. Son como vitaminas y ejercicios para el alma.
¿Cómo ha sido tu crecimiento espiritual? ¿Qué cambios te ayudarían a fortalecer tu fe? Identifícalos. Y ponlos en práctica.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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