25/01/2024
Efesios 4.31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Amén.
Imagínate ante una serie de envases con sustancias químicas, añadiendo una pizca de esto, y una pizca de aquello a un desagradable líquido que tienes ante ti. Estás pensando en alguien que te hizo daño, recordando todas sus humillaciones y heridas hacia ti, y estás preparando un veneno para desquitarte.
Terminado el trabajo, suspiras aliviado y tomas el vaso en tus manos, y dices: Ja, ja, ja, esto le servirá de lección. Luego vas y buscas un poco de agua para ti. Y en vez de tomarte el agua, cogiste el vaso equivocado.
No fue lo que estuvo en tu mente, sin embargo, resultaste ser el afectado. Así es la amargura, el rencor, el odio… es un veneno que se genera para otro, y te lo tomas tú mismo. Es algo que se alimenta y cultiva con mucho cuidado en el tiempo, y que destruye el corazón y la mente.
Pero hoy te invito a buscar a Jesucristo, como tu Señor y Salvador, quien hará desaparecer todo sentimiento que te ha dañado, y también hará desaparecer el brebaje preparado.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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