26/01/2024
Efesios 3.14-17 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…”. Amén.
Hoy consideremos dos de los estorbos para la oración.
1. La poca concentración que inhibe la
comunicación con Dios.
La mente humana se distrae fácilmente, y es común que los pensamientos se deslicen a otros temas.
Un antídoto es darnos cuenta de con quién estamos hablando. Cuanto más comprendamos el poder, amor, omnisciencia y santidad de Dios, más fácil será mantenernos conectados.
2. El sentirnos indignos de hablar con el Dios
de toda la creación.
El sentimiento de culpa por el pecado puede hacernos evitar pasar tiempo a solas con Dios, pero Él quiere que traigamos nuestros pecados a su luz. -Por nuestros propios méritos nunca seremos dignos de estar en su presencia.
Recuerda que la muerte y resurrección de Jesús nos dio perdón y aceptación. Podemos ir a Él sin temor o vergüenza.
El Señor se ha hecho accesible a nosotros mediante la oración, el recurso más poderoso de la vida cristiana. Nuestro Padre celestial está esperando escuchar tu alabanza, confesión y petición.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: TPSH 200815)
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