Romanos 5.8-10 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” Amén.
Por nosotros mismos, nunca podremos ser lo suficientemente buenos para un Dios perfecto. Compararnos con los demás puede hacernos sentir inseguros o falsos orgullosos.
Cuando vemos que otros son mezquinos, egoístas o perezosos, podríamos pensar que somos mejores y que merecemos un lugar en el cielo. En realidad, siempre encontraremos a alguien “peor” para sentirnos más santos. Pero en comparación con la santidad perfecta de Dios, todas las personas somos deficientes.
La verdad es que, si vamos o no al cielo tiene poco que ver con nosotros, y todo con nuestro Padre celestial; sí que sí.
Él fue quien abrió un camino para que fuéramos justificados, y no fue en respuesta a nuestro comportamiento. De hecho, Dios decidió antes de que tuviéramos la oportunidad de hacer algo bueno o malo, ofrecernos el regalo de la salvación.
No sigamos tratando de comparar nuestra santidad con la de otros, o tratando de demostrarle a Dios que somos dignos, por ser pecadores fue que Cristo murió por nosotros. ¡Ya lo sabes!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
Reflexión 5.11.2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario