1 Tesalonicenses 5.17-22 “Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” Amén.
Nuestras decisiones diarias pueden avivar nuestra pasión por Dios, o acabarla.
Sabes muy bien que el fuego necesita combustible para arder. El Señor ha encendido un fuego en el corazón de cada creyente, y Pablo advierte que no debemos dejarlo apagar. ¡Alimentemos la llama de la fe con celo!
Nada permita extinguir el fuego de la salvación dentro del creyente. Sin embargo, pudiera ser que las llamas pierdan su intensidad con el tiempo, cuando se toman decisiones que no se alinean con la Palabra de Dios. El pecado tiende a amortiguar la claridad de la voz del Espíritu en nuestra vida. Es como echar agua fría sobre el fuego del corazón. Ahora bien, los creyentes podemos avivar esa llama con “leña” espiritual.
Cada vez que decidimos orar, leer las Sagradas Escrituras, confesar nuestros pecados, decir palabras amables, o servir, estamos avivando el fuego que Dios puso en nuestro corazón. Porque ninguna disciplina espiritual se practica en vano.
¿Qué pudieras hacer hoy para añadir alguna “leña espiritual”, y que arda el fuego divino en ti? ¡Piénsalo!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
Reflexión 06.11.2023
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