Efesios 4.31-32 “Suelten toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda malicia. Sean benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándose, como Dios también los perdonó en Cristo” Amén.
Todos, en algún momento, hemos sido lastimados por alguien. Eso da la opción de sentir ira, o perdonar. Donde perdonar es renunciar, tanto al resentimiento, como al deseo de tomar represalias.
Hacerlo pudiera implicar tres pasos importantes:
1. RENUNCIAR A TU ACTITUD GENERAL DE RESENTIMIENTO. Eso es tomar la decisión de no postrarte en tu dolor. ¡Aunque pudiera ser difícil! Pero tu puedes elegir una actitud diferente y dejar atrás tu sufrimiento y martirio.
2. ABANDONAR LOS SENTIMIENTOS DE RESENTIMIENTO HACIA ESA PERSONA. Debes dejar ir la ira que fue provocada por acciones hirientes, y tratar de restaurar la relación rota, lo antes posible. Suelta esa carga que terminará destruyéndote.
3. DEJAR TODO INTENTO DE RETRIBUCIÓN. Tú no puedes perdonar a alguien de palabras si en secreto le deseas un daño. El perdón verdadero busca el bien de los demás, no el castigo.
El perdón dice: “Aunque me lastimaste, decido perdonarte. No pasaré ni un minuto más tramando venganza. También eres un hijo de Dios hecho a su semejanza.
Perdonar, de verdad es difícil, pero la recompensa bien vale la pena. ¡Inténtalo!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
Reflexión 07.11.2023
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