Filipenses 3.7-8, 14 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Amén.
Pablo era hombre seguro de sí mismo. Antes de su salvación, su seguridad provenía de la confianza en sus credenciales, antecedentes, educación y su posición. Pero su encuentro con el Señor lo llevó a darse cuenta de que todo eso tenía poco valor.
La relación de Pablo con Cristo formó un nuevo fundamento de existencia. No solo reconoció la insuficiencia de todo en lo que había confiado antes, sino que también renunció a cualquier idea de vivir con independencia del Señor. El apóstol vivía con confianza en el Hijo de Dios.
Pablo creyó en las promesas de Dios de fortalecerlo y guiarlo en toda situación; de satisfacer sus necesidades y de no abandonarlo nunca.
Creyó lo que el Señor le dijo, y fue de gran valentía. Su confianza no estaba puesta en sí mismo, sino en la presencia, ayuda y poder de Dios.
Lo importante no es quiénes somos, ni qué creemos de nosotros mismos; tampoco nuestras virtudes o defectos. Confiar en Dios plenamente, y depender de Él, es lo que genera verdadera seguridad.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
Tu Palabra Sabia de Hoy 25.11.23
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