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Proverbios 27.2 «Alábete el extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos». Amén.
Piensa en algún momento en el que recibiste algún elogio. ¿Cómo te sentiste? ¿Te alegraste o te sentiste incómodo?
Para muchos, el elogio es casi tan difícil de manejar como la crítica. Debido a que la Palabra de Dios nos enseña a ser humildes, a veces nos sentimos confundidos acerca de cómo recibir los elogios.
Veamos tres maneras de reaccionar:
1. Acepta el comentario agradeciendo a la persona. No digas que no eres digno del elogio, ni trates de desviar la expresión de amabilidad. ¡El Señor pudiera estar usando a esa persona para bendecirte!
2. Identifica y reconoce la cualidad de tu carácter que llevó a aquella persona a elogiarte. Tal vez ve algo que has pasado por alto (y de lo que Dios quiere que seas consciente). Los creyentes estamos llamados a “animarnos y a edificarnos unos a otros”.
3. Comenta lo que las palabras de ánimo significan para ti. “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” (Proverbios 16.24).
Y nunca creas que todo debe ser elogiado, hay elogios que solo Dios está guardando para darte en el momento oportuno.
Salmos 145:4 dice: Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Fuente: En.Contacto)
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