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Hebreos 12.11-13 “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado”. Amén.
Aunque a nadie le gusta la disciplina, ¡siempre es necesaria!
En las familias, puede haber hijos que aprendan las lecciones con dureza -por desobedientes; en otras, los hijos aprenden y hacen lo necesario para evitar una disciplina dolorosa. Igual ocurre con los creyentes: algunos son instruidos por el Padre, de manera difícil o fácil.
Como somos imperfectos, es imposible no ser disciplinados, pero podemos disminuir las disciplinas. El asunto es ejecutar lo que agrada al Señor.
La Palabra de Dios nos reprende y amonesta cuando pecamos, también nos muestra cómo corregir el rumbo. Luego, nos explica cómo vivir de manera digna del Señor.
Necesitamos personas sabias y piadosas que nos aconsejen (nos disciplinen), y que nos hagan responsables de rendir cuenta de nuestras acciones.
Aunque la corrección sea dolorosa, siempre traerá beneficios espirituales. Así que, cada vez que pequemos, humillémonos, reconozcamos nuestro pecado y volvámonos al Señor con corazón obediente.
Tener bien presente que no es asunto de tomar el camino difícil o el fácil, es tomar el camino que le agrade a Dios.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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