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Mateo 13.18-23 “Oíd la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la Palabra del Reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este fue sembrado junto al camino.
Quien
fue sembrado en pedregales, oye la Palabra, al momento la recibe con gozo; pero
no tiene raíz, es de corta duración, cuando viene la aflicción o persecución
por causa de la Palabra, tropieza.
El
sembrado entre espinos oye la Palabra, pero el afán de este siglo y el engaño
de las riquezas ahogan la Palabra, y se hace infructuosa.
Mas el sembrado en buena tierra, oye y entiende la Palabra, da fruto…”. Amén.
Dos personas sentadas en una misma banca y escuchando el mismo mensaje pueden reaccionar de maneras diferentes. El factor determinante es la condición del corazón, como lo demuestra la parábola del Sembrador.
Hay corazones cerrados. Son personas que endurecen su corazón contra la Verdad. Tienen su mente cerrada a cualquier mensaje que no quieran atender.
Hay corazones superficiales. Se apasionan por lo que Cristo puede hacer por ellos, pero se alejan cuando surgen dificultades.
Hay corazones revueltos. Son distraídos por preocupaciones y valores del mundo, y no tienen espacio para la devoción a Cristo. Por tanto, la Palabra que escuchan no produce fruto.
Y corazones abiertos. Es el tipo de actitud que todos deberíamos cultivar. Nos ayuda a escuchar, entender y aplicar las verdades de las Sagradas Escrituras.
¿Cuál es tu categoría? Pídele al Señor un nuevo y fructífero corazón, que desee conocer y obedecer su Palabra.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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