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Salmos 42.5, 9
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?”. Amén.
Cuando visites el mar, observa cómo las olas se estrellan contra las rocas, rompiéndose y creando espuma en el aire.
Cuando observes este magnífico espectáculo, piensa en cómo nuestras vidas son muy parecidas a esas rocas, cuando se vive en la gracia de Dios.
Este mundo puede lanzarnos algunas poderosas y feroces olas, pero ninguna dificultad puede superar la ayuda de Dios para sostenerlas. Eso es porque Su Espíritu vive en cada verdadero creyente.
Dios concede todo lo que necesitemos para salir triunfantes, por muy intenso que sea el dolor. Nuestra paz y gozo no se originan en las circunstancias de la vida, sino en nuestra relación con Cristo. Por eso, podemos experimentar satisfacción incluso cuando una marejada nos golpee.
¿Qué situación te está afectando —problemas familiares, de salud, de dinero, etc…?
Dios quiere que vivas en su Gracia, que confíes en su poder, y que pongas tu esperanza en Su amor inagotable.
Si por tu cuenta fueras capaz de manejarlo todo, lo que se te presentara, ¿cómo podrían los demás darse cuenta de que el poder del Señor es tu fortaleza?
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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