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Lucas 22.31-32 “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte…”. Amén.
Las bendiciones de sanidad pueden ser de varias maneras. A veces es sanada la enfermedad o quitada la carga; otras, solo nos pueden dar fortaleza, comprensión o paciencia para soportar. ** Esas mismas palabras pueden aplicar para nosotros. Lo verdaderamente importante es estar en Cristo.
Aprendamos a no desesperarnos con las cargas, por pesadas que sean. Cuando arrecie la tormenta o creamos estar abandonados y para naufragar, clamar al que está en la barca en medio de la tempestad (Marcos 4:37-39).
Sea que nos quiten la carga o nos fortalezcan, Jesucristo está a nuestro alcance para toda aflicción terrenal. Vamos a fortalecernos estudiando Las Escrituras, asistiendo frecuentemente al templo, orando... Busquemos aumentar y fortificar nuestra relación con El Salvador.
¡Él es el mejor amigo! Conoce todo sufrimiento, y está dispuesto a llevar cualquier carga. Sabe cómo reemplazar toda angustia. El cambio que venga, esperémoslo de acuerdo con Su voluntad.
Jesucristo, el único y suficiente Salvador, extiende la invitación para ir a Él. Sabe vendar nuestras heridas y libertar a los que llevan pesadas cargas. **Te sería de grandes bendiciones, dejar de estar cargando tus cargas tú, y decidir que sea Cristo quien las lleve por ti.
Finalizo con Isaías 41:10 «No temas, YO estoy contigo; no desmayes, YO soy tu Dios; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré…».
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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