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Efesios 5.8-10
“Porque en otro tiempo eran tinieblas, mas ahora son luz en el Señor; anden como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor”. Amén.
Existe una anécdota acerca de un ciego y su linterna. Dice así: Un ciego estaba sentado en una esquina de la ciudad, y tenía una linterna encendida a su lado. Un curioso le preguntó: ¿para qué llevas la linterna? El ciego contestó: para que sepan que estoy aquí, para que nadie tropiece conmigo, y para que nadie se caiga.
El libro de luz y vida, La Biblia, es como aquel ciego:
1) Luz que ilumina al que anda en tinieblas.
2) Canal que da dirección hacia Dios.
3) Instrumento eficaz para que nadie se caiga.
Cuando lees, meditas y aplicas la Biblia, rescatas tu alma, y vienes a ser testimonio del Evangelio para los demás.
Por más sermones que compartas, si no predicas a Cristo y a Su Evangelio con tus acciones y actitudes de vida, siempre serás tropezadero para aquellos que andan errantes y en oscuridad.
Trata de que cuando mencionen tu nombre, se oiga decir: ¡ahí sí que hay testimonio fiel a Cristo, llenura del Espíritu Santo, y sabiduría!
Que tu manera santa de andar sea esa luz que lleve a otros a Cristo. Y que tu espíritu diga a otros que ciertamente eres hijo aprobado de Dios.
Nunca te avergüences de mostrar testimonio de Cristo. Siéntete orgulloso de llevar la lámpara del Evangelio, para no dejar que otros tropiecen ni caigan.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: TPSH 13.02.18)
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