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Romanos 6.11-13
“Así también, considerarse muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine el pecado en su cuerpo mortal, de modo que lo obedezcan en sus concupiscencias; ni tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de iniquidad…”. Amén.
Asumir demasiadas responsabilidades, pudiera verse como motivación y obediencia. Pero a medida que el cansancio se apodera, pudiéramos darnos cuenta de que el verdadero motivo detrás de un exceso de trabajo es demostrar ser competentes.
La inseguridad, la incompetencia y la baja autoestima pueden, en el mejor de los casos, distraernos del plan de Dios. En el peor, llevarnos a transigir. Y la Biblia dice que la desobediencia indica que estamos presos del pecado.
Entonces, ¿cómo librarnos? Veamos tres pasos que seguir:
1. Reconociendo la esclavitud. Es posible que un punto ciego impida ver un pecado que es obvio a los demás. Sincerarse con una amistad de confianza puede que sea necesario.
2. Rastreando el pecado hasta su raíz. ¿Qué propósito tiene su pecado? ¿Es una manera de evitar algunas responsabilidades, evitar ser transparente o evitar pasar por una situación incómoda?
3. Tomando la decisión de ser libre. Por la muerte y resurrección de Cristo, se nos ofrece la libertad más grande de todas: la reconciliación con Dios.
Algunas personas se liberan rápido, otras no. Pero algo debe estar claro: el Señor puede acabar con la esclavitud del pecado y la inseguridad. Por tanto, pídele su ayuda y camina hacia la restauración.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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