#3,382 15/10/2022
Proverbios 11.24-28
“Hay quienes reparten, y les es añadido más; quienes retienen más de lo justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; el que saciare, él también será saciado. Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; bendición será sobre la cabeza del que lo vende. El que procura el bien buscará favor; el que busca el mal, éste le vendrá. El que confía en sus riquezas caerá; más los justos reverdecerán como ramas”. Amén.
¿Cómo te sientes cuando alguien hace algo por ti? ¿Estarías dispuesto a dar algo de ti por otros? Cuando algo importa, estamos dispuestos a hacer lo que sea para protegerlo o cuidarlo.
Solo pensemos en cómo los padres nos ocupamos en enviar a nuestros hijos a la escuela, colegio o universidad. O cómo un cónyuge sacrifica sus sueños y objetivos para cuidar de su pareja enferma.
Al amar a alguien, estamos dispuestos a hacer sacrificios, aún más los creyentes. Que lo tenemos como una vocación sagrada, como forma de honrar a Dios, y de amarnos unos a otros.
Al dar con sacrificio, ocurren dos cosas
maravillosas:
1. Experimentamos el gozo de crecer en la semejanza de Cristo. Sabiendo que estamos siendo transformados, por lo que damos gloria a nuestro Señor y a su Espíritu.
2. Nuestra luz brilla ante quienes ven nuestras buenas obras, llevándolos a alabar a nuestro Padre celestial. El sacrificio que agrada a Dios puede que no sea fácil para nosotros, pero vale la pena pagar el precio… ¡cueste lo que cueste!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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