18-07-2022
Salmos 66.17-19
“A Él (a Dios) clamé con mi boca, y lo exalté con mi lengua. Si en mi corazón hubiera mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado. Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica”. Amén.
Las oraciones que hacemos revelan lo que hay en el corazón. Después de David ser confrontado por Natán (por su pecado), suplicó recibir un corazón limpio y un espíritu renovado (Salmos 51.10).
Cuando los pecados sin confesar son parte de la vida, Dios NO escucha nuestras oraciones… el pecado crea barrera entre nosotros y Él.
Cuando estés consciente de hacer algo que no es grato a Dios, mejor es que abras tu corazón ante Él, y lo confieses. Y si ese pecado es cometido en contra de alguien más, debes ir a esa persona y humillarte pidiéndole perdón.
Es bueno que sepas que a quien le fallaste NO está en la obligación de perdonarte, pero si tú te descargarás del peso que llevas.
Dios ha prometido perdonar la transgresión al admitir las faltas, y apartarnos de ellas (1 Juan 1.9). Pero si solo confesamos nuestro pecado de la boca para afuera, no nos habremos arrepentido de verdad.
Si no puedes discernir lo que se esconde en tu corazón, ora como lo hizo David. Pide a Dios que te examine y vea si llevas camino de perversidad, a fin de que te pueda guiar en el camino eterno (Salmos 139.23-24).
NO permitas que nada se interponga en tu relación con Dios.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto 140722)
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