11.06.2022
“Enviaron las hermanas a decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó que estaba enfermo, se quedó dos días más donde estaba. Les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto”. Amén.
Decepcionarnos es una respuesta emocional ante las frustraciones.
Por estos versículos, vemos cómo Cristo amaba a estas personas. Marta y María esperaban la ayuda de Jesús, desde que supiera que Lázaro estaba enfermo. Pero Jesús vino ya Lázaro muerto.
Nosotros nos parecemos mucho a Marta y María, cuando pedimos a Dios que intervenga en algo, pero a nuestra manera; y, de no ser así, nos pudiéramos decepcionar.
La enseñanza de este pasaje nos recuerda que los propósitos del Padre son más altos de lo que podamos percibir. Y, que sería sabio, dejar que Dios moldee nuestra visión sobre Él.
Recuerda que el amor de Dios por sus hijos nunca falla. Él permite los hechos -malos y buenos- para nuestro beneficio.
Cuando te sientas decepcionado de la respuesta de Dios, ten presente que Él es soberano, y sus pensamientos van más allá de los tuyos… que son tan limitados.
¡Feliz día,
que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referenc. En.Contacto 010422)
No hay comentarios:
Publicar un comentario