10.06.2022
Mateo 18.21-22
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Amén.
El ser humano, por lo regular, cuando alguien le ofende repetidas veces, trata de limitar las veces de aceptar disculpas. Por otro lado, pudiera clasificar las ofensas a perdonar.
Sin embargo, el perdón incondicional de Dios por nosotros significa que nuestro perdón hacia los demás tampoco debe tener limitaciones.
Qué penoso es aferrarse al resentimiento; limita perdonar de inmediato. Si la voluntad del Padre celestial es que perdonemos, ¿por qué esperar para perdonar al que nos ofende? ¡No nos envenenemos más!
Perdonar duele y cuesta. Mira este ejemplo: Cristo sintió cada clavo, cada espina... Pero, es bueno tener en cuenta, que quien perdona de corazón sabe que puede sacar cosas buenas de cada situación desafortunada.
Si recordamos que Dios es soberano, estaríamos más dispuestos a perdonar; no setenta, sino miles de veces siete.
Confiemos en Dios para que nos ayude a eliminar deseos de venganza, y para que nos dé sabiduría y fuerzas necesarias para actuar de manera que le agrade.
Cuando se trata de perdón, acércate a tu ofensor, con la intención de reconciliarte. NO para argumentar quien falló. Solo estarás haciendo lo que Dios indica, así como lo hizo Jesús por nosotros.
Perdonar te libera de gran carga. Yo lo he experimentado y funciona maravillosamente… ¡Hazlo tú también!
¡Feliz día, que
Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referenc. En.Contacto.240322)
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