10.05.2022
Te resumiré la historia de Lázaro, el hermano de Marta y María. Juan 11.1-44 Estaba enfermo Lázaro de Betania, y sus hermanas le enviaron a decir a Jesús que, a quien él amaba, estaba enfermo. Cuando Jesús supo de esa enfermedad, se quedó 2 días más donde estaba. Luego dijo a sus discípulos: Volvamos a Judea que nuestro amigo Lázaro duerme; y voy a despertarle. Aunque Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.
Fue Jesús y halló que hacía 4 días Lázaro estaba en el sepulcro. Jesús se estremeció y lloró. Luego preguntó: ¿Dónde lo pusieron? Jesús fue al sepulcro, que tenía una piedra encima y dijo: Quiten la piedra. Y aunque ya llevaba allí 4 días Lázaro, Jesús dijo a todo el que estaba ahí: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Amén.
En tiempos de urgencias, las oraciones se vuelven fervientes, y con deseos de respuestas rápidas. Nos parece que, si el Señor no interviene pronto, ocurrirá lo peor.
¡Ay cuando no vemos respuesta! Sentimos que a Dios no le importan nuestros problemas, pese a saber que Él tiene cuidado de nosotros. Es posible que María y Marta se sintieran así de desconsoladas después de pedirle al Señor Jesús que viniera a sanar a Lázaro.
Ellas sabían que Jesús los amaba, pero llegó 4 días después de la muerte de Lázaro. Su dolor superó su fe, y las llevó a decepción: “Si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (vss. 21 y 32). Pudiera ser que también nosotros hayamos pasado por algo parecido.
Recordemos siempre que el propósito de Dios, en todas sus decisiones para nosotros, es mostrarnos su gloria… nunca llevar dolor.
Dejemos que, en las dificultades, la vida de Cristo brille a través de nosotros. Fortalezcamos nuestra seguridad en su amorosa soberanía.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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