19.04.22
1 Juan 1:9
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Amén.
Todos tenemos nuestra manera de tratar con la culpa. Algunos sienten vergüenza; otros dicen: “trágame tierra”, como si la culpa es algo de lo cual uno se puede esconder.
Otros sienten una falsa culpa, y explican elocuentemente por qué sienten lo que sienten. Todas las anteriores son formas incorrectas para tratar con la culpa.
Veamos lo que funciona a la manera de Dios.
Enfrentar la condición: Cuando se trata del pecado, o nos ocultamos o damos la cara. Al enfrentarlo, lo primero es contarle a Dios, aunque sea algo que Él ya sabe. Salmos 69:5 dice: “Dios, tú sabes lo que he hecho mal. No puedo esconderte mi pecado”.
Confiar en el carácter de Dios: Muchos piensan que no se pueden acercar a Dios, pero cuanto más nos acerquemos, más perdonados nos sentiremos. Dice en Hebreos 10:22 “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe”.
Aceptar la Solución: Al confesarle nuestras rebeliones al Señor, toda culpa desaparece (Salmos 32:5). Muchos saben que existe solución, pero insisten en que nada es gratis y, por lo tanto, se pierden el regalo.
Conocer al Dios que perdona: Muchos confiesan sus pecados, pero no conocen al Dios que los perdona. Acerquémonos al Dios que nos ama, y de quien realmente sentiremos Su perdón.
Una vez aceptado ese regalo, se entiende Su gracia, y comenzamos a convertirnos en las personas que Él quiere que seamos.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Mario De Jesús
(Referencia:
Venga Tu Reino Hoy)
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