24.02.2022
2 Timoteo 1.7-9, 12“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, si de poder, amor y dominio propio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; participa de las aflicciones por el Evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús... Por lo cual padezco esto; pero no me avergüenzo, porque sé a quién he creído, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. Amén.
Pablo entendió la gran responsabilidad de compartir el Evangelio. Supo que un día tendría que rendir cuentas, y estuvo dispuesto a sufrir, por causa de Cristo.
Nosotros también tenemos la obligación de compartir el Evangelio. Es de sabios considerar nuestro compromiso.
Pablo dijo: “Ay de mí si no anunciare el Evangelio” (1 Corintios 9.16). Él no se avergonzaba del mensaje de Cristo, y seguía advirtiendo a los incrédulos las consecuencias eternas de ignorar el ofrecimiento de salvación del Señor.
Es posible que, por temor a que la gente se aleje, no le señalemos sobre el juicio de Dios; pero las personas en oscuridad espiritual están lejos del Señor y necesitan escuchar Su ofrecimiento de perdón.
Impulsémonos con el ejemplo de Pablo, descubriremos la valentía que tenemos para compartir nuestra fe.
Que tengas un feliz día,
y que ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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