23.02.2022
Mateo 4.18-23“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron. Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y dolencia en el pueblo”. Amén.
Pudiéramos pensar que para los discípulos era más fácil seguir a Cristo que para nosotros. Ellos experimentaron su presencia física y aprendieron de su ejemplo, mientras que nosotros no podemos tocarlo, verlo, ni escucharlo, como lo hicieron ellos.
Ahora bien, se nos proporcionó lo que necesitaríamos para seguirlo: un Ayudador que nunca nos dejaría, y viviría en nosotros (Juan 14.16-17). Hoy seguimos a Dios y a Jesucristo escuchando y prestando atención al Espíritu Santo. De hecho, no hay mejor manera de recibir orientación.
Tal como hizo Jesús con sus discípulos, el Espíritu nos guía en cada paso, enseña las verdades de Dios. Nos transforma de dentro hacia fuera, nos capacita para servir y obedecer al Señor. Nuestra tarea: ¡OBEDECERLO!
Un requisito fundamental para seguir a Cristo es: Sensibilidad a la voz del Espíritu Santo.
Que tengas feliz día,
y que ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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