20.01.2022
1 Corintios 10.31-33 “Si comes o bebes, o haces otra cosa, hazlo todo para la gloria de Dios. No seas tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; … no procurando propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. Amén.Los trabajos son una gran bendición. Nos permiten utilizar los talentos dados por Dios, proveer para nuestra familia y crecer, personal y profesionalmente.
Ahora bien, cuando hay sentimientos de rechazo, o entendemos que nuestros aportes no se valoran, nos invaden emociones diversas, de ira, envidia u otros. Y lo que debería ser fuente de satisfacción se convierte en algo que quisiéramos evitar.
El problema viene cuando nos vemos como seres independientes, y no como miembros de una colectividad. Al fin y al cabo, estamos ahí para ayudarnos unos a otros, y contribuir con el éxito de la organización que nos contrató.
Estemos claros que nada de lo que hagamos debe ser por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando a los demás como superiores (Filipenses 2.3). Aprendamos a dar y a servir de la mejor forma, y a dejar de lado las ansiedades. NO nos pongamos a la defensiva. ¡Cuán dañino es eso!
¿Cómo está tu vida laboral? Piensa que tú no estás ahí por casualidad; tienes mucho que enseñar, dar y servir… ¡Se parte importante de esa gran comunidad que mira al éxito!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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