1 Tesalonicenses 5.23 “Y el mismo
Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y
cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo”. Amén.
No a
muchos les gustará este tema, pero ¡es interesante tratarlo!
El hombre es un espíritu, que tiene un alma y que habita en un
cuerpo. Al Dios crear al hombre, lo hizo del polvo de
la tierra, y vino a ser un viviente (Génesis 2.7), en el momento en
que Dios le sopló aliento de vida.
Tenemos una parte material (el cuerpo), y una inmaterial (el espíritu y el alma), que pueden separarse. La muerte no es un concepto alejado de esas ideas, pues es precisamente el proceso de separación.
Hay 3 tipos de muerte:
1. Física: Cuando
el espíritu y el alma se separan del cuerpo.
2. Espiritual: Cuando existe separación
del espíritu del hombre con respecto del Espíritu de Dios. --Cuando no se tiene
el Espíritu de Dios, se está muerto espiritualmente… y separado de Dios.
3. Eterna: Separación eternamente de Dios.
Al morir, la parte material se queda en la tierra, ya que es el cuerpo sin vida, que volverá al polvo, como antes de que Dios soplará aliento de vida en Adán.
La segunda parte, es la más relevante en cuanto a si la persona que muere es creyente o no. En caso de ser una persona cristiana, el espíritu se separa del cuerpo y se va inmediatamente a la presencia de Dios.
Si partimos de lo anterior, y te tocara irte de esta tierra en los próximos segundos, ¿dónde crees que tendrá eternidad tu alma… en la presencia de Dios, o en la del “otro”? Solo hay 2 caminos, y tu elección la tienes que hacer en vida. ¡Piénsalo!
Continuaremos…
Feliz día. ¡Y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: Vida.Abundante)
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