Génesis 25:27, 29-34 “… Esaú fue diestro en la caza, … pero Jacob era varón quieto, ... Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado… Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió, bebió, se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”. Amén.
Muchos piensan poco en las consecuencias de sus decisiones. Y sacrifican bendiciones futuras por placeres presentes.
Dominado por sus deseos inmediatos, Esaú no valoró el privilegio de su primogenitura. En aquel tiempo, el hijo mayor recibía doble porción de la herencia de su padre, así como el liderazgo de la familia.
Había mucho en juego, además la primogenitura contenía las bendiciones del pacto que Dios había hecho con Abraham. A Esaú no le importó su herencia espiritual, así que la vendió por una simple comida.
¿Y tú, estás sacrificando bendiciones espirituales de Dios por ganancias a corto plazo? Quizás pasas mucho tiempo trabajando o practicando un pasatiempo, pero y ¿qué acerca de tu tiempo con la Palabra de Dios y la oración? ¿Qué hay acerca de entregarle tu corazón a Jesucristo?
Protege tu futuro rindiéndote al control del Espíritu Santo; otorgando mayor valor a conocer, amar, obedecer y servir a Dios. ¡Es una inversión que cosecha bendiciones a largo plazo, y que continuarán en la eternidad!
Feliz día. ¡Y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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