Juan 13.34-35
“Un
mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros; como yo los he
amado, …. En esto conocerán todos que son mis discípulos, si
tuvieren amor los unos con los otros”.
En la última cena, el Señor le dijo lo que acabamos de leer, a los discípulos. Observe que Él podría haber generalizado diciendo “amen a la gente”. Pero estaba siendo específico. Les estaba hablando a un grupo de hombres que se conocían bien y pasaban tiempo juntos cada día.
Cuando consideramos el llamado a amar, nuestra mente pudiera ir a los de otros lugares, evadiendo a quienes vemos todos los días. Pero el Señor les estaba hablando a los discípulos, quienes en ese momento habían estado juntos durante tres años y habían compartido muchas cosas.
Piensa en las personas con las que pasas más tiempo: tu familia, tus compañeros de trabajo, incluso a veces hasta tus vecinos... Las palabras del Señor nos recuerdan que debemos demostrar el amor de Dios a los más cercanos a nosotros.
Ocurre, con gran frecuencia, que es ese tipo de amor tan específico el que mejor muestra al mundo quién es Cristo Jesús. Pues a través de ese amor somos carta leída.
¿Estarías dispuesto a dejar de preocuparte por las personas de otros lugares, y concentrarte en lo que le gustaría, inquieta o preocupa a alguna persona a quien amas? Sería maravilloso que pusieras esa acción en práctica. ¡Serás grandemente bendecido!
Feliz día. ¡Y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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