Una de las verdades difíciles de aceptar en muchos, es que son enemigos de Dios. Aunque ellos no estén cerca del Señor, siguen considerándose buenos. Dicen: ¡No he hecho nada tan malo para ser enemigo de Dios!, pero la realidad es que todos comenzamos la vida separados de Dios, y siendo pecadores (Romanos 5.12).
Para ser salvados, entendamos que la brecha entre el Dios perfecto y el hombre pecador es inmensa. Y nos gusta compararnos con otros, para manifestar lo bueno que somos; pero el estándar de justicia de Dios, NO son los otros, sino Él mismo.
La única manera de llegar al Padre celestial, para perdón y reconciliación, es a través de la fe en su Hijo (Juan 14.6). Rechazando el ofrecimiento de Jesucristo, NO pasaremos la eternidad con Dios.
Solo la cruz de Cristo traspasa el abismo entre separación y reconciliación; solo Él tomó nuestros pecados, y sufrió el castigo que merecíamos y aun merecemos.
Si confiamos en Jesucristo, como Salvador, entraremos en una nueva vida de comunión con Dios. Es bueno que recapacites en que NO hay otra forma de vivir una eternidad que no sea a través de su Hijo Jesucristo.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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