Deuteronomio 1.26-31
“… se negaron a subir y se rebelaron contra la orden del Señor su Dios. Se pusieron a murmurar … y dijeron: El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos. ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, nos informan que la gente de allá es más fuerte y alta que nosotros, que las ciudades son grandes y tienen muros hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron a los hijos de Anac! Entonces les respondí: No se asusten ni tengan miedo. El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, … ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo”.
Hay momentos en que nos sentimos incapaces, y pensamos que lo que nos ocurre está más allá de nuestras capacidades para resolverlo. Cuando vemos un obstáculo, queremos correr y alejarnos del problema. Pero evadir una tarea encomendada por Dios nos llevará a esclavitud.
Cuanto más alimentemos nuestro miedo, más nos controlará la incapacidad, se afectarán las decisiones y, en última instancia, nuestro futuro.
En el pasaje de hoy, prestemos atención a los israelitas. Ya en la frontera de la tierra prometida, fueron vencidos por el temor. Como resultado de su negativa, de NO confiar en el Señor y NO avanzar para conquistar la tierra, nunca la vieron. Muchas veces, las oportunidades se pierden cuando dejamos que el miedo anule nuestra fe.
Cuando Dios te llame a realizar alguna tarea, que creas que está más allá de tus habilidades, reconoce tu insuficiencia, y confía en Él y en sus promesas. Disponte a descubrir la fidelidad del Señor.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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