Ester 4.16
“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”.
Durante un tiempo de ayuno, tengamos claras las razones, y orar con el propósito definido. Ayunar y orar siempre van de la mano. NO debemos ayunar sin orar. Es disponernos para Dios. Es estar listos a decirle a Él: estoy dispuesto a escucharte y hacer lo que me digas.
Se ayuna para poner la “carne” bajo control del Señor. Nuestro cuerpo acostumbra a manipularnos, pero al ayunar le quitamos el control, y lo damos al Espíritu.
Es muy importante reservar tiempo para estar a solas con Dios, buscarle, y escucharle. Pudiéramos utilizar el tiempo de las comidas, orando. Es un momento para regocijarnos, por haber tenido la fortaleza de negarnos a nosotros.
A continuación, los cinco tipos de ayuno mostrados en el libro
de referencia:
1. Ayuno sobrenatural. Es ayunar varios días sin comer ni beber. Requiere de fuerza, verdaderamente, sobrenatural. Hay que estar seguros de que fue Dios quien lo pidió y que estará guiando. Ejemplos vemos en Moisés (Deuteronomio 9.9-18), y en Elías (1 Reyes 19.8).
2. Ayuno absoluto. En este tipo, no se come ni bebe por períodos cortos; máximo tres días. Ejemplos vemos en Ester 4.16 y con Saulo (Hechos 9.9).
3. Ayuno normal. Es no comer, pero si tomar agua y otros líquidos. Pudiera durar entre 1 y 40 días.
4. Ayuno parcial. Es renunciar a ciertos alimentos. Ejemplo en Daniel 1.11-12 y 10.3.
5. Ayuno público, congregacional o familiar. Es para propósitos específicos grupales. Podemos volver a mencionar a Ester 4.3; a Jonás 3.7 y a Hechos 13.1-3.
Si deseas crecer espiritualmente, y que la carne no te domine… ¡AYUNA!
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: Los.Hábitos.de.Jesús)
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