Salmos 62.5-8 “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”.
En ciertos momentos de la historia, Dios hizo temblar la Tierra. Por ejemplo, tembló cuando su Hijo murió en la cruz (Mateo 27.51), y habrá una revolución aún mayor, cuando Cristo regrese (Zacarías 14.4).
Inclusive en nuestros días, el Señor hace temblar los diversos cimientos de nuestro mundo, sean alianzas políticas, sistemas financieros u otra clase de seguridad humana. Cada día podemos ver la debilidad de las instituciones en las que basamos nuestras esperanzas.
Es bueno recordar que nuestra vida también puede verse sacudida por crisis económicas, conflictos, enfermedades o pérdidas. Apoyados en la frágil base de la sabiduría humana, los logros o el orgullo, las cosas pueden parecer buenas durante un tiempo, pero un fundamento débil no puede resistir las tormentas duras de la vida.
Ahora bien, el creyente firme y fiel a Jesucristo, puede tener paz aun en medio de inestabilidad, porque sabe que Dios siempre tiene un propósito a la hora de permitir que los problemas le lleguen.
Los conflictos tienen gran capacidad para sacudirnos, y sirven como recordatorio de que solo hay un fundamento seguro en la vida: es tener una relación genuina y salvadora con Jesucristo, que nunca nos abandonará, ni soltará nuestras manos aun en medio de la más difícil turbulencia.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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