Romanos 8.16-17 “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.
Los valores de Cristo no se parecen a los del mundo, por eso es tan importante entender quiénes somos como hijos de Dios, lo cual puede ser difícil. Con la mentalidad del mundo resulta fácil perder el rumbo mientras se busca la vida abundante que el Padre celestial promete.
De eso ocurrir, la libertad que esperábamos en Cristo puede verse afectada por el peso del pecado, entre los cuales, la preocupación, no se queda atrás.
La ansiedad surge cuando las cosas van mal y se piensa que la única solución depende de nosotros. Elaborar un plan de acción puede parecer el camino hacia la paz, pero no nos libera de los temores.
Jesucristo es el único que libera de preocupaciones, pero sometiéndonos a su cuidado. Él da seguridad, sea cual sea la circunstancia, y siempre nos ayudará. Pudiera ser que no de la manera esperada, pero siempre nos dará la respuesta que nos llevará a una verdadera paz.
¿Qué ganas con preocuparte ante los problemas? ¿Qué pierdes estando en Cristo? La ansiedad, la tristeza, la depresión, el desconsuelo, la impotencia, y miles de preocupaciones más. Definitivamente, ¡en Jesucristo está todo lo que te puede dar paz! Esa que tanto buscas, y tan difícil te ha sido de encontrar.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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