Salmos 73 -Te invito a leerlo completo. Ahora solo leeré algunos versos…
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás. Hasta que, entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Tan torpe era yo, no entendía; era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. Los que se alejan de ti perecerán; destruirás a aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien….
Hay personas que pareciera que nunca sufriran consecuencias de sus pecados. Tienen prosperidad, son sin problemas ni sufrimientos (aparentes), pero todos saben que viven impíamente.
El escritor de este capítulo de Salmos, se hacia la pregunta: ¿Y se saldrán con la suya los malos? ¿Por qué no interviene Dios? ¡Muchas cosas nunca las entenderemos!, pues el conocimiento del Señor es superior. Algo de lo que sí podemos asegurarnos es que Dios es lento para la ira, paciente, misericordioso, pero no dejará sin castigo al culpable (Números 14.18).
Las consecuencias del pecado rara vez son inmediatas o visibles, pero llegarán, sea ahora o en la eternidad. 1 Timoteo 5.24 dice: “Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, más a otros se les descubren después”.
La única manera de librarnos del justo juicio divino es corriendo hacia el gran Juez por refugio. El juicio de Dios por los pecados nuestros fue derramado sobre el Salvador. Si por fe confiamos en Jesucristo y en su sacrificio, seremos declarados “inocentes”.
¡Feliz día, y que
Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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