Salmos 135. 14-18
“Porque Jehová juzgará a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos. Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Semejantes a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían”.
Sabías que ¿creer en ídolos y adorarlos no satisface? Entonces, ¿por qué se te hace tan difícil amar a Dios más que a cualquier otra cosa?
Una de las razones por las que te pudieras alejar del Señor, o enfocarte en otras cosas, es porque Dios requiere autenticidad y justicia, que los ídolos no te piden.
Los ídolos, todos fabricados por gentes naturales, como tú y como yo, nos dan a nosotros el poder de controlarlos. Los tenemos que cargar, que adornar, que vestir… Oh, Dios, ¡cuántos ilusos, poniendo en tales cosas su confianza!, que, a fin de cuentas, no tienen ni un ápice de poder. Pero, ah caramba… a Dios no lo podemos controlar nosotros. ¡Él es Todopoderoso!
Los ídolos tienen boca, pero no hablan; Dios, Jehová de los Ejércitos, habla, y de muchas maneras. Los ídolos tienen ojos, pero nada pueden ver. Dios, el Omnipresente, ¡todo lo ve y todo lo sabe! Los ídolos tienen orejas, y no oyen. Dios, ¡oye absolutamente todo! Yo me quedo con mi Dios y Señor… ¿Y tú, seguirás siendo iluso?
Un ídolo, que no te puede dar órdenes, que no te hace responsable de nada, que no sabe si estás mintiendo, etc, etc, etc. ¿Te hace sentir más seguro que Dios?
En serio crees que ¿vale la pena esa falsa seguridad? ¡Solamente Dios da la seguridad verdadera! Medita en eso, y que tengas muy feliz día.
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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