Eclesiastés 7.8-9
“Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios”.
Seguro que tienes días en los que sientes que te desesperas fácilmente, no toleras comentarios o actitudes de otros; inclusive, pudieras ni tolerarte a ti mismo.
Es difícil llevar adelante el día cuando te sientes enojado, porque las cosas no estén saliendo como planeaste. Sea en el trabajo, en lo económico, en situaciones familiares, escolares, en fin, incluso hasta situaciones del medio ambiente, como cuando llueve mucho, hace mucho frío o mucho calor. Lo que se sale de tu plan es lo que suele llevarte al enojo.
Reflexionando un poquito: no son las situaciones los detonantes de tu mal humor, es que ha salido lo que llevabas dentro… las circunstancias lo sacaron a flote.
Muchas veces, el deseo de controlarlo todo es lo que nos mantiene vigilantes, tensos y expectantes sobre fallos o errores. ¡Mucho cuidado! No es malo sentirse molesto de vez en cuando; si lo es salirse de control. Se pudiera convertir en un hábito desagradable, para ti como para los demás.
Para combatir el mal humor: Busca momentos a solas y en silencio, respira profundamente; cierra tus ojos y trata de identificar lo qué te está robando tu paz. ¡De seguro encontrarás varios motivos!
Luego, no pienses en los “detonantes” del mal humor…y piensa en la raíz. Cuando tengas claro lo que te roba la paz, ¡entrégaselo a Dios! Él te liberará, y te reforzará tus “músculos” de la tolerancia y la paz.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
Reflexiones.y.Motivacion)
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