Lucas 6.32-35, 38 “Si aman a los que les aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amen a sus enemigos, hagan bien, y presten, no esperando de ellos nada; será su galardón grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los ingratos y malos. Den, y se les dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando… porque con la misma medida con que miden, les volverán a medir”.
Imagínate que tienes una cubeta, y lo que contiene es para derramar sobre algunas personas. ¿Qué tendrías en tu cubeta?
Muchas cosas podemos incluirle: posesiones, amor, buenas acciones, dinero, misericordia, perdón... ¡Pudiera ser una lista interminable e impresionante!
Pero también debes amar a tus enemigos, a “los malos”; ah, debes hacerles bien y ser misericordioso. Y tu dirás, pero ¿por qué? Porque, debes tratar a los demás como te gustaría ser tratado.
¿De qué tamaño sería tu cubeta? Recuerda que: ¡Según midas, serás medido! Y que la recompensa máxima por un comportamiento amoroso y amable vendrá, NO de ellos, sino de Dios.
Medite en ¿qué vas derramando sobre los demás? Lo que cargas y esparces habla mucho de ti y de cuánto conoces o desconoces al Padre.
¡Pídele a Dios que llena tu cubeta de
amor, mansedumbre y bondad! Para que donde vayas los puedas vaciar. Él
te devolverá bendiciones tan extraordinarias, ¡que no te lo podrás imaginar!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina Ventura
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