Salmos 37:4 “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te
concederá las peticiones de tu corazón”.
Mientras caminas con un “amigo” llamado proceso, vienen recuerdos, sentimientos encontrados, lagrimas, desconsuelo, ira…; también momentos en que desearás hablar con la persona que te hirió.
Es casi imposible que, luego de haberte acostumbrado a alguien, y haber compartido una rutina de vida, no tengas deseos de querer saber ¿cómo le va? Aprende a controlar esos deseos. ¡Deléitate en Jehová! Él te puede ayudar a desecharlos.
2. Determinación. Es tan importante, si quieres que malos recuerdos no te afecten. No seas de los que dice “querer, pero nada hacer”. Esta, tiene que salir de tu corazón, porque, al contrario, más difícil se tornará la solución. Tu valentía te dejará ver concedida la sanidad del corazón.
3. Valorarte: La mayoría de fracasos amorosos terminan con palabras desagradables, que pudieran desvalorizar a cualquiera. No les des cabida; solo buscan destruirte. Debes estar claro que vienen de un corazón que no conoce ni ama a Dios.
Nadie que tenga una relación cercana con Dios diría frases negativas. Por lo tanto, esa es una alerta para entender que esa persona no te convenía.
El “maligno” odia la imagen de Dios en la vida de las personas, y tratará, por todo medio, de desanimarte para que acabes alejándote de Dios. Recuerda que ¡vales demasiado! Vales toda la sangre de Cristo derramada en el calvario… y eso, ¡nunca será poca cosa!
¡Valórate! Si un amor te trató mal, no era la voluntad de Dios para ti. Dios nunca querrá verte desvalorizado. ¡Eres una perla de gran precio delante de sus ojos!
Continuaremos…
¡Feliz y bendecido día!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
Cristo.Juvenil)
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