Tu Palabra Sabia de Hoy
14.12.2020
Juan 5.24-26 “Les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha concedido al Hijo el tener vida en sí mismo”.
Algunos creyentes en Cristo luchan con la vergüenza por pecados pasados cometidos. Eso pudiera provocarles dudas en cuanto al amor de Dios, ya que se sienten indignos de ser sus hijos. Los sentimientos de culpa los agobian, agotan sus fuerzas, disminuyen su esperanza y los alejan del Señor.
Tanto la conciencia como el Espíritu Santo son los que guían a sentir esos sentimientos de culpa, también los que llevan a confesarlos y arrepentirnos. No obstante, al poner la fe en Cristo como Salvador, no hay razón para aferrarse al remordimiento después del arrepentimiento, porque el Señor cargó con la culpa de todos nuestros pecados al morir en la cruz.
Al reconocer ese tan grande sacrificio de Jesucristo, seremos perdonados, reconciliados con el Padre, y la justicia de Cristo nos habrá sido acreditada.
Aunque todavía pecaremos (no deliberadamente), Dios nos dio un camino para la restauración y la limpieza mediante de la confesión (1 Juan 1.9) (a Dios, no a humanos pecadores como nosotros).
Aunque es natural sentir remordimiento por el pecado, no nos hundamos en la autocompasión. Hacerlo es negar la suficiencia de la muerte de Cristo como pago por nuestros pecados.
Si tienes tales sentimientos, confiesa tus pecados (a Dios), y medita en la redención que Cristo compró para ti con su sangre. Créele a Dios, y deja que su verdad te haga libre.
Feliz día, ¡y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario