13.06.19
Deuteronomio 34.1-5 “Subió
Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, …; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, y la tierra de
Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental; el Neguev, y la llanura, la
vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a
Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no
pasarás allá. Y murió
allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de
Jehová”.
¿Te duele lo que pierdes, y lo que no
puedes alcanzar? Se podría decir
que, para Moisés, el monte Nebo fue “su gran tristeza”. Desde allí, vio la
tierra prometida, un lugar al que nunca llegaría.
Las
palabras de Dios: “Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás”, cuán duras
fueron. Pero, a la verdad, fueron consoladoras para Moisés: “Es la tierra que
juré a Abraham, a Isaac y a Jacob”. Poco después, Moisés dejaría aquel lugar para ir a uno mejor que Canaán, la Patria
Celestial!
La vida suele ponerte de pie en tu
Monte Nebo. Seres amados que se van, esperanzas
que se desvanecen, sueños que se esfuman, que se derrumban…, pero ante cada una
de esas penas, hay una gran esperanza: redención y salvación, mediante
Jesucristo!
Porque
fue tan grande el amor de Dios por ti, que hizo que Jesucristo, mediante
doloroso sacrificio, te mostrara el camino, y la verdad, para que no te extravíes.
Qué hermoso es poder encontrarte de frente al lugar
de tu morada eterna de gloria, en la Patria Celestial, junto a tu Creador!
Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: NuestroPanDiario)
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