04.04.19
Juan 3:30, 33-34 “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe. El que recibe su
testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las
palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida“.
Cuenta una historia que una joven en un helado día de
invierno, estaba parada mirando un hermoso faro rodeado de nieve. Cuando sacó su
celular para tomar fotos, se le empañaron los lentes. Como no podía ver nada,
decidió apuntar con la cámara hacia el faro, y tomar varias fotos desde
diferentes ángulos. Más tarde, cuando las miró, se dio cuenta de que la cámara
estaba en modo selfie, y riéndose, decía: Mi
foco era yo, yo, yo y yo. Lo único que podía ver era a mí misma.
Ese hecho puede llevar a un error
similar: estás tan enfocado en ti, que pierdes
de vista el panorama más amplio del plan de Dios.
Juan,
el primo de Jesús, sabía que el centro no era él. Desde el comienzo, reconoció
que su llamado era guiar a otros hacia Jesús, el Hijo de Dios.
Al
ver a Jesús acercarse a él y a sus seguidores, dijo: He aquí el Cordero de Dios
(Jn.1:29). Y agregó: para que fuera manifestado a Israel, por
esto vine yo bautizando con agua (vs.31). Más
tarde, cuando supo que Jesús estaba ganando seguidores, declaró: Ustedes mismos
me son testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante
de Él […] Es necesario que Él crezca,
pero que yo mengüe (vss.3:28-30).
Que Cristo sea tu foco.
Pídele que te ayude a no
enfocarte en ti, sino en Él!
Recuerda: el importante no eres tú, sino Jesucristo!
Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
NuestroPanDiario)
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