lunes, 11 de marzo de 2019

“Tu palabra sabia de hoy”


12.3.19

Lucas 7:36-38Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”.

Simón, el fariseo, invitó a un grupo de líderes religiosos para una cena con Jesús. Era una reunión conformada por hombres que se consideraban santos. Y una “mujer de la ciudad” también entró y se arrodilló a los pies de Jesús. Lavó sus pies con lágrimas, los limpió con su cabello, y vertió un frasco de perfume en sus pies.

Los fariseos estaban indignados: “¡Qué vergüenza! Si Jesús fuera realmente un profeta enviado por Dios, habría sabido que esta mujer es malvada y la habría detenido” (vs.39). Pero Jesús leyó sus pensamientos y dijo: “Simón, una cosa tengo que decirte” (vs.40), y le contó la historia de los dos deudores.  Donde, uno tenía una gran deuda, y otro una menor, y los prestamistas les perdonaron sus deudas.

Jesús señaló la arrogancia de Simón, su espíritu crítico y su falta de compasión. Simón no veía la depravación de su propio corazón. Juzgaba una mujer quebrantada, pero no eres capaz de reconocer que él necesitaba tanta, o más misericordia que ella.

Jesús mostró perdón y restauración cuando se volvió hacia la mujer y le dijo: “Tus pecados te son perdonados” (vs.48). Él vino para restaurar a los caídos, y para desatar a los atados por el pecado!

Si eres seguidor de Cristo, permítete ensanchar tu corazón para que veas a las personas heridas y quebrantadas, y puedas extender tu misericordia hacia ellas.  Jesús lo hizo…tú también puedes!

¡Dios te bendiga!

Evangelista Wilda Messina    
(Referencia: WorldChallengeOrg)

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